Beneficios de la actividad física y aspectos positivos a largo plazo

Mantenimiento del equilibrio de energía y prevención del sobrepeso y la obesidad.
Se reconoce su influencia en la promoción de un crecimiento y desarrollo saludables del sistema cardiovascular y musculoesquelético, así como en la reducción de factores de riesgo asociados con enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión, la hipercolesterolemia y otras afecciones.
Además, se observa su capacidad para mejorar la capacidad de los glóbulos rojos para transportar oxígeno, lo que beneficia no solo a la función muscular, pulmonar y cardíaca, sino también a la función cerebral. También se ha señalado que participar en actividad física desde una edad temprana contribuye al desarrollo de habilidades como la percepción espacial, la coordinación motora, la agilidad y el equilibrio. Además, se ha observado que puede potenciar el proceso de crecimiento al estimular el tejido óseo y muscular, entre otros beneficios.

Mejora de la salud mental y del bienestar psicológico.
En cuanto a la salud mental, se reconoce el impacto positivo de la actividad física en la reducción de la ansiedad y el estrés, así como en la prevención del insomnio y el uso excesivo de medicamentos. Asimismo, se ha observado que la actividad física puede disminuir la depresión, mejorar la autoestima, la concentración, la memoria y la función cognitiva. Estudios han demostrado que los niños y adolescentes que participan en actividad física tienden a tener un mejor rendimiento académico y un mayor desarrollo de habilidades cognitivas.

Mejora de las interacciones sociales.
La participación en actividad física facilita que los niños y adolescentes adquieran una variedad de habilidades y cualidades importantes, tales como la cooperación, la comunicación, el liderazgo, la disciplina, el trabajo en equipo, la concentración y la memoria. Además, puede ayudar a prevenir, tratar y rehabilitar problemas sociales significativos, como la delincuencia, la adicción a las drogas, el alcoholismo y la violencia familiar, entre otros.
A CONTINUACIÓN, TENEMOS ALGUNOS ASPECTOS POSITIVOS A LARGO PLAZO SI EMPEZAMOS A PRACTICAR DEPORTE DESDE UNA EDAD TEMPRANA:

Salud cardiovascular mejorada: El ejercicio regular desde una edad temprana fortalece el corazón y los pulmones, lo que reduce el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
Control del peso: La actividad física ayuda a mantener un peso corporal saludable y a prevenir la obesidad, lo que disminuye el riesgo de padecer enfermedades crónicas relacionadas con el peso, como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular.
Fortalecimiento muscular y óseo: La participación en deportes desde una edad temprana promueve el desarrollo de huesos y músculos fuertes, lo que reduce el riesgo de osteoporosis y lesiones musculoesqueléticas en el futuro.
Mejora de la salud mental: La práctica regular de ejercicio físico durante la infancia y la adolescencia está asociada con una mejor salud mental a lo largo de la vida, incluyendo una menor incidencia de ansiedad, depresión y estrés.

Desarrollo de habilidades sociales: La participación en deportes fomenta el trabajo en equipo, la cooperación, la comunicación efectiva y el desarrollo de habilidades sociales, lo que contribuye a relaciones interpersonales más saludables y satisfactorias en la edad adulta.
Disciplina y resiliencia: La dedicación requerida para practicar deporte desde una edad temprana fomenta la disciplina, la perseverancia y la resiliencia, habilidades que son valiosas en todos los aspectos de la vida personal y profesional.
Hábitos de vida saludables: Practicar deporte desde una edad temprana promueve la adopción de hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada y la evitación de comportamientos perjudiciales, lo que contribuye a una mejor calidad de vida a lo largo del tiempo. En resumen, la práctica de deporte desde una edad temprana ofrece una serie de beneficios a largo plazo que impactan positivamente en la salud física, mental y social, y sientan las bases para un estilo de vida activo y saludable en la edad adulta.